Papa Francisco con pobres, marginales y sin techo en el Vaticano

Suegro del Papa.- ¿Te lo han dejado muy sucio?

Papa Francisco.- ¿Quién?

Suegro del Papa.- Los pobres, los sin techo, los que te han venido a ver.

Papa Francisco.- ¡Qué cínico eres! ¿Por qué lo iban a dejar sucio?

Suegro del Papa.- Tienes razón, perdona: ¿cómo te lo iban a dejar sucio si te los han traído lavadísimos? ¿Tú crees que esos son los pobres de la calle?

Papa Francisco.- ¿Porque van limpios no lo son?

Suegro del Papa.- Tienes razón, también lo son. Si no supiera que conoces el tema desde hace ya muchos años y que los has visto bien sucios y destrozados… pero tienes mérito. Los has puesto en el foco de atención.

Papa Francisco.- También ese era un objetivo.

Suegro del Papa.- Eres un genio. Así que son los comunistas los que piensan como vos, no vos como los comunistas…

Papa Francisco.- ¿Y no es verdad? Yo llevo a las espaldas 20 siglos, pensando y predicando lo mismo; ellos apenas siglo y medio.

Suegro del Papa.- Es cierto. Pero tú sabes que han llegado a llamarte comunista…

Papa Francisco.- Afortunadamente, aunque los comunistas piensen como los cristianos, yo no pienso como los comunistas en casi nada. Sólo en que todos somos iguales y las consecuencias de ello. Con la diferencia de que yo pienso que todos somos iguales porque todos somos hijos de Dios, y asumo las consecuencias de ello, cosa en que no coincido con los comunistas.

Suegro del Papa.- Ha venido el padre Ángel, también.

Papa Francisco.- Sí, un buen cura, un buen tipo.

Suegro del Papa.- Va a poner un restaurant. Así ya tienes dos.

Papa Francisco.- ¿Yo?

Suegro del Papa.- Bueno: tú o tus curas. Uno para dar de comer a la gente bien: ha dado de comer a Juan Pablo II, a los Reyes, al Senado español; otro para los sin techo y sin dinero. Uno el cura Lezama y otro el Padre Ángel. Esto se llama cubrir todos los frentes…

Papa Francisco.- Insisto en lo cínico que eres. El cura Lezama, con su dineros, ha solucionado muchos problemas de gente marginal, o eso dicen, y el Padre Ángel  directamente les da de comer y punto. ¿Algo mal en todo ello?

Suegro del Papa.- No sé. Pregúntales a esos cuatro cardenales que quieren que les aclares eso de que los divorciados puedan volver a casarse y comulgar. Y no son cualquier cardenal: los alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner; el italiano Carlo Cafarra y el estadounidense Raymond Burke. Se te alborotan… ¡Cuánto debes estar sufriendo!

Papa Francisco.- Va en el cargo. Ya lo hizo antes el Señor.

 

Papa Francisco: Peronista y luterano

Papa Francisco.- ¡Hombre! ¡Cuánto tiempo! Ya te daba por olvidado

Suegro del Papa.- Sí: efectivamente. Mucho tiempo.

Papa Francisco.- Así, simplemente, ¿nada más que mucho tiempo?

Suegro del Papa.- ¿Qué más quieres?  Uno piensa que por qué vas a tener ganas de aguantarme, ni siquiera de verme. Así que mejor desaparecer.

Papa Francisco.- ¡Uno piensa, uno piensa…! Pero ¿te has preguntado qué siente el otro? Esta civilización se queda en uno piensa, cuando piensa, pero difícilmente llega al y los otros ¿qué?

Suegro del Papa.- Qué quieres, no soy más que un pobre diablo. Y tú eres un gran tipo: peronista, luterano… lo eres todo, tienes para todos…

Papa Francisco.- ¿Qué me estás queriendo decir?

Suegro del Papa.- Nada concreto y todo. Lo de Suecia con los de Lutero me ha impactado. Yo creo que haces bien tu trabajo, pero también hay gente que no te entiende.

Papa Francisco.- Pues lo intento.

Suegro del Papa.- Es posible, pero es muy difícil entender que se arremeta contra la “bancarrota de la humanidad” y contra el rescate de los bancos y no de las personas desde un palacio con unas riquezas infinitas y con un entramado empresarial detrás que lo convierte en un imperio.

Papa Francisco.- Ya me imaginaba que venías por ahí.

Suegro del Papa.- Que venía no, que me iba. Porque he pensado dejarlo todo, dejarte en paz, que vayas por tu camino y punto.

Papa Francisco.- Pues si no me entiendes tú, malamente me pueden entender los demás, desde luego.

Suegro del Papa.- Pues busca un camino para que se pueda entender. Porque es fácil decir, pero es difícil hacer. Es fácil decir, como has dicho, que “¿quién gobierna entonces? El dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia». Pero es muy difícil dar una solución a eso.

Papa Francisco.- Por eso hay que rebelarse.

Suegro del Papa.- No: por eso te llaman peronista. Si hay que rebelarse, empieza tú y tus cardenales. Yo estoy de acuerdo contigo en que lo que está pasando nos avergüenza a todos, pero soy incapaz de dar consejos y mucho menos de proponerme como un gurú para dar soluciones.

Papa Francisco.- Yo tampoco. Pero al menos nos queda la palabra… y a mí también la esperanza. No sé a ti.