Pagar impuestos

Suegro del Papa.- En España os lo están poniendo difícil.
El Papa.- Sí. Y lo malo es que son tiempos difíciles. Parece que no les llega el dinero para todo lo que tienen que hacer.
Suegro del Papa.- Pues ya sabes lo que dicen: que la Iglesia es inmensamente rica.
El Papa.- Sí señor: somos incalculablemente ricos.
Suegro del Papa.- !Qué dices! te van a colgar. No te había oído eso nunca.
El Papa.- Somos tan incalculablemente ricos como incalculable es el valor de la catedral de Santiago, por ejemplo. ¿A quién se la vendemos? ¿Qué nos harían los fieles si la vendiéramos a una empresa americana para montar un parque temático, aunque fuera religioso? Y no me digas que podemos vender pequeñas joyas, como coronas, cálices o cosas así. Porque aunque seamos sus dueños teóricos, no nos pertenecen. Pertenecen a los fieles y a la historia.
Suegro del Papa.- Pues vete preparándote, porque a Rouco y compañía los van a aburrir, por ejemplo con el IBI.
El Papa.- Ya lo sé. Pero creí que ese tema se había serenado un poco. ¿Hay novedades?
Suegro del Papa.- Pues mira si las hay: Un juez de Orense acaba de obligar al obispado a pagar el IBI de cuatro recintos de la Iglesia. Y lo que no te va a gustar nada es la razón básica que alega…
El Papa.- ¿Cuál? Dímelo, si ya me lo espero todo.
Suegro del Papa.- Falla que tenéis que pagar porque no habéis probado ser una entidad sin ánimo de lucro.
El Papa.- Eso duele. Podrán decir de nosotros muchas cosas, pero catalogarnos como negociantes con ánimo de lucro… Todo es el calumnia, que algo queda y va dejando un poso terrible. Pero en fin. Dios proveerá y la verdad al final se abrirá camino. Hay sacerdotes y monjas en España, y en el mundo, que pasan hambre para que coman otros en estos tiempos.
Suegro del Papa.- Ya, pero eso hoy no luce ni cuenta: lo que luce y cuenta son los palacios episcopales, tus ropas de lujo, la suntuosidad de la Curia…
El Papa.- En nuestro pecado tenemos la penitencia. Siendo la gran mayoría pobres de espíritu y muy solidarios, parecemos ricos avaros. Ayudamos puntualmente y caso por caso a salvar las crisis y sin embargo parece que estamos entra los que las creamos por no pagar impuestos. Qué fácil es juzgar sin capacidad crítica y sin aportar soluciones.
Suegro del Papa.- Pero es lo que tú dices: quizás tenéis lo que os merecéis.
El Papa.- Pues yo te digo que no. la Iglesia no soy yo: son los millones de buena gente que en España y donde sean están echando una mano en estos momentos durísimos. Y esa gente, diga lo que diga un juez o su cochero, no necesitan demostrar que lo hacen sin ningún ánimo de lucro.